Ese olor a tierra recién mojada, es el que ha dado la idea para el título de aquel blog. Ese maravilloso olor, es la geosmina, vocablo griego que significa “aroma de la tierra”; una sustancia química producida por ciertos tipos de bacterias que viven en nuestros suelos, es denostada por los enólogos, por depreciar la calidad de sus vinos, y fundamental para la supervivencia de muchos seres vivos como los camellos, que son capaces de detectarla a muchos km de distancia y así, localizar donde hay agua.
Algunas de estas bacterias son del género Streptomyces fundamentales en la medicina actual, por ser fuente de los principales antibióticos utilizados como, tetraciclina, erytromicina, kanamicina, rifampicina, y otras sustancias de gran interés terapéutico.
Nuestros suelos esconden mucha vida y estamos empezando a conocerla.
La existencia de ese mundo microscópico, fuera del alcance de nuestros ojos, nos indica que los suelos que cultivamos están vivos, hay millones de seres vivos por metro cuadrado, bacterias, hongos, algas, protozoos, pequeños invertebrados, nemátodos, las lombrices…. cada uno de ellos con su función específica y todos ellos importantes.
En 1862 , Friedrich Albert Fallou (edafólogo alemán, 1794-1877)escribe:
“En el conjunto de la Naturaleza no hay nada tan importante , o que merezca mayor atención, que el suelo. Realmente es el suelo el que convierte al mundo en un medio agradable para la humanidad. Es el suelo el que nutre y abastece al conjunto de la Naturaleza; toda la Creación depende del suelo, que es la base esencial de nuestra existencia”.
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